Hoy mientras navegaba por Internet por cuestiones de trabajo, leí la publicación de un hermano que entre otras cosas gritaba a los cuatro vientos que es masón. Y que, por supuesto exponía ciertos temas de masonería en redes sociales.
Temas que, en teoría, deberían estar reservados a los ojos de masones y que no deberían exponerse de manera tan despreocupada en Internet. Por respeto a la orden y por respeto a los demás hermanos que salen en la fotografía.
Fue por eso que decidí escribir sobre el tema el día de hoy.
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AVISO: Esta publicación está escrita por masones. Pero en este artículo no encontrarás palabras sagradas, tocamientos ni formas de reconocimiento alguno entre los masones. Puedes compartir con total tranquilidad. Al final de esta publicación, encontrarás enlaces a publicaciones relacionadas con la masonería y mucho más.
La masonería y la discreción
Como les decía, hay una cantidad brutal de contenido compartido sobre la masonería en redes sociales. Que ha convertido nuestra orden en poco más que un grupo de personas que se visten chistoso. Y en gente que dice algunas palabras extrañas en una variedad rara de español.
La gente “de a pie” el común de la sociedad, desconoce lo que ocurre en nuestros templos a ciencia cierta. Y existen muy buenas razones por las que esto debería permanecer así.
Desde el inicio, la masonería ha estado envuelta en diversas críticas respecto de su naturaleza secreta, las personas siempre se han cuestionado. Por qué los masones nos tenemos que reunir de manera secreta si lo que estamos haciendo está dentro de la ley. En otras palabras, nada teme el que nada debe y por supuesto.
El hecho de que la masonería sea “secreta” o “discreta” como algunos dicen; convierte a la orden en el blanco perfecto de personajes necesitados de atención. Y también de conspiracionistas que se cuelgan la fama del tema para llevar gente a sus tabloides sensacionalistas.
Incluso algunos fanáticos religiosos que utilizan esa mala fama son comunes de ver en las redes sociales cada dos por tres.
Masonería en escándalos
Por otro lado, la masonería siempre ha estado envuelta en escándalos. Escándalos que la han relacionado con movimientos sociales de dudosa reputación o que han generado cambios sociales.
Pero no nos confundamos, la masonería como organización universal no ha sido la responsable de crear revoltosos con un plan maestro de dominación global; como en el caso de Dan Brown con el símbolo perdido: https://amzn.to/3cn1vD9. Han sido hombres que, por obra del destino o la casualidad, han pertenecido a la orden masónica (gran diferencia).
Este tipo de leyendas urbanas son compartidas incluso por masones (ignorantes hay en todos lados) a los que les ha faltado formación masónica y académica.
O que simplemente gustan de crear salseo para sentirse un poco más interesantes a los ojos inexpertos de los más incautos, al estilo:
“¿Sabías que Benito Juárez fue masón? Yo soy masón y entonces yo soy como Benito Juárez, porque los masones HEMOS sido los impulsores de los cambios sociales”
Y bla bla bla…
La realidad es que han sido esos hombres renombrados los causantes de algunos movimientos sociales. Y ojalá sirvieran aquellos ejemplos como un recordatorio de que las personas con libertad de pensamiento pueden o podemos ser capaces de grandes empresas.
Pero es lamentable tener que colgarse de la fama de otros para poder atraer personas a nuestras filas. Esto bajo el estandarte de que en la masonería vas a encontrar la fama, el reconocimiento, los contactos.
O qué se yo, qué busca la gente que se quiere parecer a Washington, Juárez o Churchill, no lo hagas.
En fin, que los masones no tengamos como objetivo la dominación del mundo, no quiere decir que no tengamos secretos que mantener así, secretos.
Lo que no debemos revelar en Internet
Hay temas que no es correcto revelar en las redes sociales. Por ejemplo, el tema de los signos, tocamientos, palabras sagradas y en general, cualquier tipo de forma de reconocimiento entre los masones. Todo esto gira en torno al respeto que se debe tener por la institución a la que pertenecemos.
No tiene nada de malo pertenecer a la institución masónica y hasta presumirlo. De hecho, en algunos sitios puede ser tomado como un tema curricular, pero ahora veremos que no siempre es así.
Las formas de reconocimiento, los secretos de la orden y demás misterios que poseemos los que estamos iniciados en la masonería, son eso, secretos. Deben permanecer así y no tienen la necesidad de hacerse públicos. A menos que el objetivo sea el de perjudicar a la masonería como tal o simplemente tratar de hacerse el interesante en las redes sociales.
La verdad, es que quienes aparecen en las redes sociales divulgando ese tipo de secretos; suelen ser personas que no tienen respeto por los juramentos que han realizado. Y ojo, no por temor a que puedan ser acreedores a las penas que conllevan esos juramentos; pues esas penas son en realidad de carácter simbólico, sino por un principio de ética y de ser bien nacido, vamos.
Otra cuestión que se logra ver con facilidad en las redes sociales, es el aspecto de las sesiones o también llamadas “tenidas”. En nuestras reuniones nos vestimos con un atuendo especial que consiste de un mandil masónico, conocido por todos; en algunos casos una banda y a veces un birrete.
Ese tipo de caracterizaciones tienen la función de ambientar a las personas que lo portan. Y además, conllevan una enseñanza moral en su simbología, como todo en la masonería.
Durante el desarrollo de la ceremonia de iniciación al primer grado en la mayoría de los rituales latinoamericanos, se dice una frase que me agrada mucho:
“Entre los sublime y lo ridículo, media tan sólo un paso”.
Y es cierto, si divulgamos los atuendos que portamos en las logias masónicas al mundo exterior; puede parecer innecesario o ridículo que hombres maduros se disfracen para ir a leer trabajos sobre moral, simbología o filosofía una vez a la semana
Un amigo mío, hermano también, me dijo una vez que ese tipo de acciones de parte de algunos hermanos sólo hace evidentes las carencias emocionales de esos personajes.
En otras palabras, las personas que tienen la necesidad de mostrar que son masones, sólo lo hacen para llamar la atención para sentirse diferentes.
Esa razón es suficiente para explicar por qué existen personas que en sus perfiles de redes sociales ponen:
“Trabaja en: masonería”
“Maestro Masón Juan Pérez”
“SFU, LIF, TAF, QQHH”
O que directamente utilizan la vestimenta de trabajos masónicos en sus fotos de perfil. Esto para hacer aún más evidente que son masones y que tienen cierto rango dentro de la estructura.
También los hay quienes gustan de subir imágenes relacionadas con otras ordenes. Como la orden del temple o con escuelas iniciáticas como la gnosis en busca de lo mismo; llenar las carencias emocionales que han tenido a lo largo de sus vidas para sentirse importantes colgándose tantas medallas como les sea posible; lamentable ¿verdad?
Por otra parte, tenemos el tema de la discreción en la masonería. Es cierto que nuestra organización ha revelado prácticamente todos los contenidos “secretos” en la internet. Y que es teóricamente sencillo encontrar cualquier signo de reconocimiento, palabra sagrada o texto ritualistico si se sabe en donde buscar.
Como esto ya se ha salido de control, es directamente imposible mantener esos secretos en la oscuridad. Pero no por eso tenemos que “echarle gasolina al fuego” y hacerlo más público todavía.
La privacidad de otros hermanos
Finalmente, está el asunto del respeto a la privacidad de los demás hermanos que pertenecen a la orden; aunque no tiene nada de malo pertenecer a la masonería, como lo he dicho anteriormente; es cierto también, que no tenemos derecho a divulgar la pertenencia que tienen otros hermanos a la masonería.
El hecho de publicar fotografías o vídeos e incluso mensajes personales que tengan que ver con la orden; o que puedan relacionar directamente al hermano con la masonería en sus perfiles públicos; puede acarrearle consecuencias o problemas en sus vidas personales.
Piénsalo de esta manera:
Un hermano de la logia con un trabajo promedio; con una familia por mantener tiene un jefe fervientemente religioso que no aceptaría la pertenencia de algún trabajador suyo a la masonería.
Ese hermano asiste a una reunión de aniversario de una logia y alguien le toma una fotografía cenando con su banda y mandil. Sube la imagen a redes sociales y ese jefe la logra ver.
Acto seguido, el ambiente laboral se torna complicado y lo despiden por motivos dudosos.
Aunque en este ejemplo el empleador sería acreedor a una demanda en materia laboral por discriminación y un despido injustificado. Esto no exime de responsabilidad al hermano, que, sin autorización del susodicho, publicó la fotografía en primer lugar. Ese es sólo uno de los ejemplos que pueden ocurrir.
Problemas en el ámbito familiar
Pero incluso en el ámbito familiar pueden existir problemas; porque, aunque el hermano sea abierto con su núcleo familiar más próximo como su esposa e hijos; pueden existir familiares que no vean con buenos ojos la pertenencia del hermano a la organización masónica.
Aunque esto tiene muchos matices como la posibilidad que tiene el hermano de explicar que la masonería no tiene nada de malo y demás cuestiones. Esto tampoco es una justificación para quien, sin el consentimiento expreso de aquella persona, hace pública la pertenencia a la masonería.
Ahora bien, para el caso de los temas familiares. Es cierto que los masones tenemos la responsabilidad de contribuir en que la orden no quede mal parada. A veces es necesario que comencemos educando en casa y que desmitifiquemos a nuestra institución. Para esto existen documentos como Masonería, religión y política del autor Manuel Guerra. Lo puedes encontrar aquí: https://amzn.to/2RKhRMT
En resumen, la masonería es una organización discreta, pero con secretos que merecen la pena permanecer de esa manera. Como masones, no deberíamos tener la necesidad de llamar la atención para que la gente vea que formamos parte de algo.
Sin embargo, los masones también somos seres humanos, con un historial previo a la pertenencia a la orden, con carencias emocionales diversas; con preocupaciones, con temores y es prácticamente imposible para quienes no tienen apoyo psicológico comprender que ese tipo de acciones para llamar la atención.
Lejos de ayudarlos, logran su objetivo de una manera equivocada. Provocan lástima a quienes se percatan de que aquello sólo se hace por las razones equivocadas.
No cometamos errores ni perjudiquemos a nuestros hermanos con nuestras acciones imprudentes y vivamos nuestra masonería de manera personal con nuestros hermanos en la logia; que es donde la masonería se desarrolla con mejor soltura y con total libertad.
Vamos, el mundo no tiene necesidad de ver nuestros mandiles, mejor que vean a un ser humano un poco mejor de lo que era antes.
Como dice aquella frase:
«seamos hombres buenos para que el mundo sepa que hemos estado en presencia del creador, esa es la forma ideal de hacer masonería».
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Excelente blog. Los temas son abordados con responsabilidad